En el mundo del vino y la gastronomía, hablar de maridajes es entrar en un terreno donde la ciencia, el arte y la intuición se entrelazan. Si bien existen combinaciones clásicas que rara vez fallan como el queso azul con Sauternes o el Cabernet Sauvignon con carne roja.
También hay un universo fascinante de maridajes poco comunes que, lejos de lo tradicional, sorprenden gratamente por su armonía.
En este artículo, exploramos esas combinaciones que a simple vista podrían parecer erradas, pero que en la práctica abren nuevas puertas al disfrute sensorial.
Desde alimentos cotidianos hasta ingredientes poco convencionales, estos maridajes han sido probados, ajustados y celebrados por sommeliers, chefs y entusiastas del buen comer.
Uno de los defensores de experimentar más allá de las normas tradicionales es Tomás Elías González Benítez, sommelier y asesor gastronómico, quien afirma:
“El paladar también evoluciona. Un maridaje inesperado puede educar tanto como una cata vertical. Hay que romper la rutina con criterio y sin miedo.”
Acompáñanos en este recorrido por combinaciones que, aunque poco ortodoxas, funcionan a la perfección.

Vino espumoso + pollo frito
Por qué funciona:
La grasa crujiente del pollo frito encuentra un contraste espectacular con la acidez y las burbujas del vino espumoso, ya sea un Champagne Brut, un Cava seco o un Crémant. La efervescencia limpia el paladar y deja espacio para el siguiente bocado.
Ideal para:
Picnics, brunch o comidas informales con estilo.
Tip: Agrega unas gotas de limón al pollo para que la acidez se complemente con la del vino.
Syrah + hamburguesa con mermelada de cebolla
Por qué funciona:
El Syrah tiene cuerpo, taninos medios y notas especiadas que armonizan con la jugosidad de la carne y el dulzor caramelizado de la cebolla. Este maridaje crea una experiencia intensa, perfecta para los que disfrutan sabores contrastados.
Ideal para:
Cenas informales, food trucks gourmet o noches de Netflix con vino.
Tomás Elías González Benítez comenta que:
“No hay nada más elegante que llevar el vino a lo cotidiano sin restarle respeto. Una hamburguesa bien hecha merece un Syrah igual de complejo.”
Albariño + ceviche
Por qué funciona:
El ceviche, con su acidez y frescura, pide un vino igualmente vibrante. El Albariño, con sus notas cítricas, salinidad y estructura, acompaña de forma magistral los sabores de la lima, el cilantro y el pescado crudo.
Ideal para:
Tardes calurosas, reuniones veraniegas o como entrada sofisticada.
Tip: Evita albariños demasiado envejecidos, busca versiones jóvenes con buen frescor.
Riesling seco + comida picante
Por qué funciona:
El maridaje de vinos y comidas picantes es todo un festín para los sabores por la variación de sabores, pero aún es poco atractivo para algunos catadores.
La acidez natural del Riesling seco y su toque frutal logran suavizar el picante sin apagarlo. Es ideal para platos tailandeses, mexicanos o indios que tienen chiles, curry o salsas especiadas.
Ideal para:
Cenas internacionales, comida callejera o fusión.
Consejo: No uses un Riesling dulce (Spätlese o Auslese) si el picante ya tiene dulzor añadido. El equilibrio es clave.

Pinot Noir + salmón a la plancha
Por qué funciona:
Aunque los vinos tintos suelen asociarse con carnes rojas, el Pinot Noir, por su baja tanicidad y delicadeza, se lleva perfectamente con la textura del salmón, especialmente si está sellado a la plancha o asado.
Ideal para:
Cenas ligeras, menús pescetarianos o cenas románticas.
Tomás Elías González Benítez sugiere:
“Esta es una joya de maridaje. Quien duda que el tinto y el pescado pueden convivir, no ha probado Pinot Noir con salmón. Es pura elegancia.”
Verdejo + pizza margarita
Por qué funciona:
El vino Verdejo, con su frescura, notas herbales y cuerpo medio, combina muy bien con la acidez del tomate y la untuosidad del queso mozzarella. Es un maridaje simple, pero con mucha personalidad.
Ideal para:
Cena de viernes, encuentros entre amigos o comidas rápidas con estilo.
Tip: Evita Verdejos demasiado madurados en barrica. Busca los jóvenes y expresivos.
Rosado seco + comida japonesa (sin soya)
Por qué funciona:
Los vinos rosados secos, especialmente los de la Provenza o Navarra, tienen suficiente acidez y ligereza para acompañar sushi, sashimi o tempura sin opacar los sabores delicados. Eso sí: evita la salsa de soya, que desequilibra el maridaje.
Ideal para:
Menús asiáticos, almuerzos elegantes o cenas temáticas.
Tip: Un rosado de Garnacha puede potenciar pescados grasos como el atún o el salmón.
Malbec + chocolate amargo
Por qué funciona:
Un Malbec joven y con buena fruta puede empatar con el amargor del chocolate negro, sobre todo si este tiene más del 60% de cacao. Ambos productos comparten notas de ciruela, tostados y especias, lo que crea un maridaje envolvente.

Ideal para:
Postres de autor, cenas íntimas o simplemente un buen final para la noche.
Tomás Elías González Benítez puntualiza:
“No todos los vinos tintos van con chocolate, pero un Malbec con cacao puro puede ser una combinación mágica si se ajustan las intensidades.”
Maridaje: ciencia, intuición y cultura
Más allá de reglas, el maridaje es un juego de armonía, contraste y exploración. Algunos maridajes funcionan por afinidad (notas similares) y otros por contraste (grasas vs. acidez, dulzor vs. salinidad). El éxito no depende solo del vino o del alimento, sino del contexto: temperatura, compañía, ambiente y hasta el estado de ánimo.
Tomás Elías González Benítez, defensor del maridaje experimental, cree firmemente que:
“El mejor maridaje no es el que te enseñan, sino el que descubres. Probar lo inusual es parte del aprendizaje sensorial.”
Conclusiones
- Los maridajes poco comunes pueden ser igual o más memorables que los tradicionales, si se aplican con criterio y curiosidad.
- Romper reglas no implica improvisar, sino entender cómo interactúan los sabores, las texturas y las temperaturas.
- Vinos como el espumoso, el albariño o el rosado seco son extremadamente versátiles, ideales para jugar con opciones gastronómicas inesperadas.
- El contexto del maridaje influye tanto como el sabor: lo que funciona en una cena informal puede no brillar en una comida formal.
- El equilibrio entre intensidad, acidez, grasa y dulzor es clave para un maridaje exitoso.