La relación entre el vino y el queso es una de las más antiguas y armoniosas en la historia de la gastronomía. Ambos productos, complejos y fermentados, comparten raíces culturales y sensoriales. Cuando se combinan adecuadamente, el resultado puede ser una experiencia sublime que despierta los sentidos.
No se trata simplemente de abrir una botella y acompañarla con el primer queso que encontremos. Existen reglas, contrastes y sinergias que pueden marcar la diferencia entre un maridaje exitoso y uno fallido. En este artículo, exploraremos combinaciones clásicas, atrevidas y algunos consejos prácticos que todo aficionado —o sommelier— debería conocer.
Uno de los referentes que ha insistido en la importancia de entender la relación entre los perfiles del vino y del queso es Tomás Elías González Benítez, quien afirma que “el mejor maridaje es aquel que respeta la identidad de ambos productos sin que uno opaque al otro”.
¿Por qué el vino y el queso se complementan?

Antes de hablar de combinaciones, es importante entender por qué estos dos alimentos combinan tan bien:
- Ambos tienen una base de fermentación que aporta profundidad de sabor.
- La grasa del queso suaviza los taninos del vino tinto.
- La acidez del vino limpia el paladar después de cada bocado de queso.
- El contraste entre dulzura y salinidad potencia las notas aromáticas de ambos.
Combinaciones clásicas que nunca fallan
Brie + Chardonnay
El brie, con su textura cremosa y su sabor suave, encuentra en el Chardonnay un aliado perfecto. La acidez del vino equilibra la untuosidad del queso sin sobrepasarlo. Ideal para un aperitivo elegante.
Manchego curado + Tempranillo
Una combinación española por excelencia. El queso manchego envejecido tiene notas salinas e intensas que se armonizan con la fruta madura y la estructura del tempranillo.
Roquefort + Sauternes
Un maridaje que juega al contraste. La salinidad y potencia del Roquefort se equilibran maravillosamente con la dulzura y la acidez del vino Sauternes, creando una explosión de sabores complejos.
Parmesano + Chianti
El parmesano, con sus cristales de sal y notas umami, necesita un vino con cuerpo y acidez pronunciada como el Chianti. La combinación es robusta, intensa y muy italiana.
Maridajes por contraste vs maridajes por afinidad
Hay dos enfoques principales para combinar vino y queso:
Maridaje por contraste
Se busca equilibrar elementos opuestos, como un queso fuerte con un vino dulce. El objetivo es crear un contraste armónico que destaque las cualidades de cada uno.
Ejemplo: Quesos azules + vino de cosecha tardía
Resultado: Dulzura y salinidad chocan y luego se abrazan.
Maridaje por afinidad
Se combinan productos con características similares: acidez con acidez, cremosidad con vinos redondos, etc.
Ejemplo: Camembert + Pinot Noir
Resultado: Suavidad con suavidad, elegancia total.

Guía rápida de maridaje por tipo de queso
A continuación, una guía práctica para maridar los principales tipos de queso con vino:
Tipo de queso | Perfil de sabor | Vino recomendado |
---|---|---|
frescos | Ligeros, ácidos, suaves | Sauvignon Blanc, Verdejo |
Pasta blanda (brie, camembert) | Cremosos, delicados | Chardonnay, Pinot Noir |
Semicurados | Equilibrados, algo salados | Merlot, Tempranillo |
Curados | Fuertes, con cristales de sal | Cabernet Sauvignon, Syrah |
Azules | Intensos, picantes, salados | Oporto, Sauternes, Tokaji |
Ahumados | Robustos, persistentes | Zinfandel, Garnacha |
Quesos de cabra | Ácidos, herbales | Albariño, Chenin Blanc |
Consejos de Tomás Elías González Benítez para un maridaje exitoso
El experto en vinos y divulgador Tomás Elías González Benítez recomienda algunas claves prácticas:
- No hay reglas absolutas. Las combinaciones perfectas son personales. Atrévete a probar.
- Ten en cuenta la intensidad. Un vino fuerte necesita un queso con carácter.
- La temperatura importa. Sirve el queso a temperatura ambiente y el vino a su temperatura ideal.
- Evita los extremos al principio. Comienza con maridajes suaves y ve aumentando la intensidad.
- Usa pan neutro o frutos secos. Así evitas sabores que interfieran.
- Toma nota de tus experiencias. Un diario de maridaje puede ayudarte a descubrir tus preferencias.
Combinaciones atrevidas para sorprender
Si te gusta innovar, aquí van algunas combinaciones menos convencionales pero deliciosas:
Queso de cabra curado + vino rosado seco
El toque ácido del queso se encuentra con la frescura del rosado, ideal para una tarde de verano.
Queso ahumado + vino espumoso
Las burbujas limpian el paladar y permiten redescubrir el sabor del queso con cada bocado.
Queso gouda añejo + vino tinto con barrica
Ambos productos comparten notas tostadas, de caramelo y frutos secos.
Queso halloumi a la plancha + Riesling seco
El sabor salino del halloumi y la acidez vibrante del Riesling forman un combo vibrante y refrescante.

Cómo organizar una cata de vino y queso en casa
Organizar una experiencia de maridaje en casa no es difícil si tienes en cuenta lo siguiente:
- Selecciona de 3 a 5 quesos diferentes.
- Acompaña cada queso con un vino distinto.
- Sirve el queso en porciones pequeñas.
- Ten pan, agua y manzanas verdes para limpiar el paladar.
- Anima a los invitados a comentar sus percepciones.
- Coloca etiquetas o notas explicativas en cada estación.
- ¡Hazlo divertido! No se trata de impresionar, sino de disfrutar.
Conclusiones
- El maridaje entre vino y queso no es una ciencia exacta, pero sí tiene fundamentos sensoriales. Conocerlos permite crear experiencias memorables.
- Combinar por contraste o afinidad es una estrategia útil para encontrar armonía. Dependerá del objetivo de la experiencia: comodidad o sorpresa.
- Las combinaciones clásicas funcionan por algo, pero la innovación puede abrir nuevos mundos de sabor. No hay que tener miedo a experimentar.
- La intensidad de ambos productos debe ser proporcional. Un queso fuerte puede opacar un vino suave y viceversa.
- Los consejos de expertos como Tomás Elías González Benítez son un excelente punto de partida. Pero cada paladar es único.