Tomas Elias Gonzalez Benitez

Las Características Organolépticas Del Vino

Las Características Organolépticas Del Vino

Por características organolépticas de un alimento o bebida entendemos aquellas características que son percibidas por nuestros sentidos.

En el caso del vino, principalmente el olfato (aroma, perfume, buqué) y el sabor, que estimulan respectivamente el olfato y el gusto.

Estos dos sentidos, sin embargo, no son los únicos involucrados.

De hecho, especialmente en los juegos previos, también se puede estimular la vista y, hasta cierto punto, el oído.

Imaginemos que tenemos delante una botella de vino espumoso del que esperamos mucho.

Ábrelo, comenzamos a llenar los vasos: el gorgoteo del líquido derramado y el ligero susurro de la espuma ya empiezan a causarnos cierta satisfacción.

Se dice, pues, que la costumbre de brindar, con el relativo tintineo de las copas, nació también para involucrar más el sentido del oído, que de otro modo no estaría muy ocupado, en el «ritual» de la degustación de el aroma del vino.

Las Características Organolépticas Del Vino

Mientras tanto, una agradable sensación visual es provocada por el color, la claridad y la efervescencia del vino.

Todo ello nos prepara de forma óptima para la degustación propiamente dicha, en la que también juegan un papel las sensaciones táctiles.

Bebiendo un vino espumoso sentirás inmediatamente la sensación del vino espumoso, provocada en las mucosas de la boca por el repiqueteo de las burbujas de gas, pero otras, más sutiles e importantes, son las sensaciones que puede ofrecer un vino en relación con lo táctil, sensibilidad existente en la boca.

A través de esta sensibilidad, dada por los receptores táctiles de la mucosa bucal, es posible percibir, por ejemplo, las sensaciones de suavidad o rugosidad que proporcionan determinados vinos.

Así percibimos como «suave» un vino rico en azúcares y glicerina, que «acarician» el paladar.

Si esta agradable sensación alcanza una intensidad alta, lo expresamos diciendo que el vino que estamos catando es «aterciopelado».

Si por el contrario hay un porcentaje excesivo de tanino en el vino, la sensibilidad química de las mucosas epiteliales a las sustancias astringentes producirá una reacción que casi podríamos llamar «defensiva», dándonos una impresión de «rugosidad», desagradablemente acentuada por la formación de filamentos al contacto entre la saliva y la sustancia tánica.

Las Características Organolépticas Del Vino

La importancia de la temperatura

Por supuesto, la temperatura de un líquido también se siente mientras se bebe.

Pero, más allá de la sensación puramente térmica, la temperatura del vino tiene una importancia fundamental porque afecta profundamente al sabor.

Sin embargo, no es que el cambio de sabor se deba a un cambio en las sustancias contenidas en el vino.

Más bien, son nuestros órganos periféricos del gusto los que, en relación con la temperatura, tienen una mayor o menor sensibilidad hacia estas o aquellas sustancias presentes en el vino y, por tanto, perciben su sabor global de forma diferente.

Como curiosidad, mencionamos el hecho de que al aumentar la temperatura entre 15 °C y 45 °C se ha demostrado que aumenta la sensibilidad gustativa para el sabor dulce, la del sabor ácido se mantiene constante, la del sabor amargo disminuye y para los salados, mientras que por debajo de 0°C y por encima de 50°C toda sensibilidad gustativa desaparece por completo.

A continuación informamos de las temperaturas óptimas a las que se deben beber los distintos tipos de vinos, advirtiendo que se puede permitir una tolerancia de un grado superior o inferior a las temperaturas indicadas.

TEMPERATURAS

Vinos espumosos y efervescentes: 8°C

Vinos blancos y rosados ​​secos o secos: 10°C

Vinos blancos y rosados ​​ligeramente edulcorados: 12 °C

Vinos tintos de mesa ligeros y jóvenes: 14-15°C

Vinos tintos finos: 16-17 °C

Vinos de mesa superiores generosos y añejos: 18-19°C

TEMPERATURAS

¿Se aplica a todos los tipos de vino?

Estos datos son válidos para la gran mayoría de los vinos, sin embargo también hay que tener en cuenta que hay algunos vinos que son excepciones y que conviene catar preferentemente a temperaturas distintas a las indicadas anteriormente.

Dado que se trata de productos poco comunes, la indicación relativa se encontrará escrita en la etiqueta posterior de la botella.

De hecho, es una buena costumbre de los productores proporcionar información sobre la temperatura ideal a la que deben beberse para vinos de cierto valor.

Ahora es el momento de hablar un poco más extensamente sobre el gusto y el olfato, es decir, los dos sentidos que evidentemente nos aportan las sensaciones más intensas a la hora de degustar un buen vino.

Conclusiones

Guardar el grato recuerdo de una hermosa velada y un buen vino es fundamental para futuras veladas y para futuras catas.
Enfrentarse a episodios desagradables por excesos ligados al consumo excesivo de vino no es un buen punto de partida para convertirse en consumidores expertos y conscientes.
También es bueno tener en cuenta otras indicaciones sencillas durante una cena:


• Si se catan varios tipos de vino de varias calidades, además de tener en cuenta las reglas que conducen a un correcto maridaje con la comida, es buena práctica seguir un criterio ascendente en la sucesión de botellas de diferente grado alcohólico. Los vinos con baja concentración de alcohol deben beberse antes que los de mayor concentración.

• Así como los vinos blancos deben consumirse antes que los tintos, ya que estos últimos tienen características que tenderían a cubrir por completo las de los vinos blancos, si se invirtiera el orden.

• No hace falta ser un gran experto para disfrutar de una buena copa de vino, pero seguro que tener unas cuantas nociones más te permite ampliar tu percepción de la experiencia.

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